José Antonio Bragayrac

La derrota, que alguna vez tenía que llegar, termina siendo una anécdota deportiva frente a lo que sucedió luego del partido. Otra vez la violencia de apoderó del fútbol en un escenario ideal: sin resguardo policial, sin seguridad y sin las medidas necesarias para evitar que las barras tomen un protagonismo que no les pertenece. ¿Quién se hacía responsable si ayer ocurría una tragedia en el Monumental?