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En el Perú ya se hace anime. El último fin se semana se lanzó el tráiler de “” (“El regreso de los Apus” en quechua), propuesta de serie con personajes y situaciones influenciados por la cultura peruana; un personaje come anticuchos, otro visita la iglesia de Las Nazarenas, una momia lee hojas de coca y una escolar invoca a un ser mágico similar al torito de Pucará. Y para rematar aparece una figura que dice ser Inti, el dios del sol incaico. Paralelismos con historias como “Los Caballeros del Zodíaco” o “Naruto” son evidentes, y el estilo es marcadamente japonés: secuencias veloces, ojos grandes, escotes pronunciados.

Detrás del tráiler está el estudio de animación peruano Ninakami, amalgama de quechua y japonés que significa “Dios del fuego”. Omar Vallejos, cofundador, contó a El Comercio que la idea del proyecto nació durante la maestría en animación que estudió en Japón. “‘Voy a ir a estudiar cómo los japoneses hacen anime para ver si puedo adaptar eso a Perú’. Esa fue la premisa de mi presentación y me dieron la beca”, dijo. Él se encuentra en el país asiático trabajando junto a otros estudios en la producción de animes.

La trama de “Apukunapa...” es que las criaturas de la mitología peruana del pasado, protagonistas de leyendas, aparecen en el presente y el choque de épocas genera un conflicto. Esta historia quiere ser una “exploración de varias realidades” del territorio peruano. Allí entran algunos dioses protagonistas, quienes tienen vínculos con los seres humanos.

Vallejos es el productor del estudio y hace dirección de animación y dirección de fotografía; también es el nexo entre estudios japoneses y el resto del equipo que se encuentra en Sudamérica. Las otras fundadoras son Dafne De Vinatea, también peruana y productora de animación, encargada de coordinaciones y en general de la distribución de recursos (sin ella el estudio no funcionaría); y Sol Ferrari, animadora, diseñadora de personajes y directora de arte, su trabajo es dibujar en todo momento. Vive en Japón y está casada con Vallejos.

¿Qué camino recorrerá “Apukunapa…” para convertirse en serie? Mientras proyectos occidentales requieren de financiamiento estatal o ganar concursos de particulares, entes que entregan dinero y en más de una ocasión ponen condiciones en el aspecto creativo, Ninakami aplicará el método del comité de producción, donde varias empresas que no compiten entre sí invierten en el anime para obtener beneficios. Por ejemplo, un servicio de streaming como Crunchyroll podría invertir y recibir derechos de distribución por un par de años. No obstante, Ninakami mantendrá en todo momento el control creativo de la serie. Ese es el método japonés.

“En Europa o donde sea que consigas plata para que donen al proyecto, te obligan a tener integrantes de ese país en tu equipo. Si quieres hacer un proyecto local, te obligan, por ejemplo, a tener un francés en el equipo y él no va a entender tu cultura”, dijo Ferrari. “‘Apukunapa’ es para nosotros una propuesta artística, también tenemos una propuesta industrial y de negocios, todo tiene que funcionar junto. La animación no es solo arte, es un negocio y una industria. Se busca un sistema de sostenibilidad”, añadió Vallejos.

Un problema de base

¿Está listo el Perú para hacer anime en 2D? Ferrari señaló un problema de base: escuelas de animación, tanto en este país como en otros de la región, que no forman al alumno a tener un nivel competitivo internacionalmente. “Es como si trabajaran en un cuadrado y no miraran afuera nunca. Tienes que mirar a los que son mejores que vos para poder ser competente, para poder mejorar”, dijo Ferrari. “Hay carreras de animación, pero muchas veces no está renovada la currícula y salen los jóvenes que acaban de estudiar y ahí mismo, sin experiencia en campo, los contratan para ser profesores. Entonces es una enseñanza extremadamente superficial y sin utilidad real”, dijo por su parte De Vinatea.

“Tal cual hay en Japón una industria sólida, que terminan las personas del colegio y entran a una carrera de animación de un estudio donde les enseñan todo lo que necesitan que saber para trabajar en ese estilo, nosotros pensamos en tener eso también [en Ninakami]. Nos llevamos esta cosa de formación para que trabajen con nosotros y con cualquier estudio de Japón porque las bases son las mismas”, añadió.

“[Se necesita] una reforma educativa, una reforma laboral y un poquito de perspectiva. Y también la reforma del sistema de producción para que haya necesidad de animadores, que haya una industria de animación. No se trata de estudiar animación para trabajar en Japón, sino estudiar para trabajar en donde yo quiera. Especialmente en Sudamérica”, sentenció Vallejos.