Milagros Asto Sánchez
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La es de esos parajes que es fácil reconocer como un oasis de paz. La mañana del sábado 17 de mayo, sin embargo, sus aguas están agitadas por un intenso burbujeo de emociones. La alegría y el entusiasmo se mezclan con ese cosquilleo hecho de nervios —o incluso temor— que suelen asaltar a los seres humanos antes de embarcarse en un nuevo desafío. Más de 200 nadadores se alistan a entregarse a la laguna, convencidos de que tienen lo necesario para intentar cruzarla. Antes de sumergirse en ella, algunos se toman un momento para recordar cada brazada que los llevó hasta ahí.

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Alejandra Mitrani siempre le tuvo miedo al mar. La fiereza de las olas la obligó a decir por muchos años que no le gustaba ir a la playa. Se mantuvo firme hasta que en la pandemia tomó una tabla de surf y se lanzó a las olas de Barranco en busca de salud física y mental. Ahí veía a un grupo de nadadores que se atrevía a combatir al mar. No sabe bien si fue el deseo de retarse a sí misma o la camaradería que vio en esos bañistas, pero en poco tiempo se unió a ellos y la tabla quedó atrás.

Alejandra Mitrani disfruta las cálidas aguas de la laguna azul luego de la competencia.
Alejandra Mitrani disfruta las cálidas aguas de la laguna azul luego de la competencia.

Después de prepararse a conciencia desde 2024 y de completar travesías en Lima y en el norte del Perú, Alejandra, de 43 años, y los amigos que hizo en el mar llegaron a la localidad de Sauce, a 54 km de , para competir en la cuarta edición del Cruce de la Laguna Azul, un evento internacional organizado por el Club Nadar es Vida. “Pasar del mar a la laguna es un reto porque en la laguna no hay flotabilidad, ya que no hay sal. Y no ves nada en la laguna. También me daban miedo los animales. Pero apenas toqué el agua algo cambió. El agua es tibia, no hay corrientes. Lo primero que pensé fue ‘así tiene que ser estar en la barriga de tu mamá’. Cruzar la laguna fue uno de los ‘highlights’ de mi vida”, dice Alejandra, que nadó 5 kilómetros y llegó primera en su categoría.

Los 214 nadadores que aceptaron el desafío son de todo menos un grupo homogéneo. El competidor más joven tiene 7 años y el mayor 72. Peruanos y extranjeros llegados desde España, Italia y México se midieron frente a la laguna en pruebas de 1K, 2,5K, 5K o 10K. Con aletas o sin aletas. Un nutrido grupo de diferentes academias de natación llegó desde Lima, algunos con raíces tarapotinas que deseaban honrar. También participaron familias, como la liderada por Mirko Tello, de 62 años, quien cumplió su sueño de compartir la carrera junto a su hija Romina y su nieta María Paz. Tres generaciones que nadaron representando al Club Casuarinas.

Tres generaciones de la familia Tello obtuvieron triunfos en la conquista de la laguna y ya piensan en su siguiente aventura juntos.
Tres generaciones de la familia Tello obtuvieron triunfos en la conquista de la laguna y ya piensan en su siguiente aventura juntos.

Mirko empezó a nadar en el año 2000 por motivos de salud y el deporte le demostró que podía vencer sus propios límites, como cuando completó los 22 kilómetros de la ruta Olaya, al nadar desde Chorrillos hasta La Punta. “La travesía en la Laguna Azul tendrá siempre un lugar especial en mi memoria. Mi nieta se llevó la medalla de oro de 2,5K sin aletas y el trofeo como campeona absoluta. Mi hija obtuvo la medalla de plata en los 5K sin aletas. Y yo nadé 5 km sin aletas y obtuve el oro en mi categoría. Fue un momento inolvidable porque lo vivimos juntos. Mi esposa estuvo ahí”, comenta orgulloso.

-HONRAR A LA LAGUNA-

En el corazón de la comunidad de aguas abiertas que llegó a Sauce está Wilder Ocampo, fundador del Club Nadar es Vida y quien se enamoró de la Laguna Azul cinco años atrás. Él ya organizaba rutas para nadar en el mar limeño, pero soñaba con llevar más allá la natación en aguas abiertas y vio en esa parte de la región San Martín un enorme potencial. “Se trata de lograr una experiencia de natación vivencial en la selva. No es solo nadar, es conocer y valorar este bello lugar. Nuestro propósito siempre ha sido descentralizar la natación en aguas abiertas fuera de Lima. Este es nuestro cuarto año, nunca me imaginé que tan rápido se volviera un evento tan popular, es muy emocionante”, apunta.

Ana María Poblete, de 70 años, destaca que se asombró por la camaradería y el estilo de comunidad de este deporte.
Ana María Poblete, de 70 años, destaca que se asombró por la camaradería y el estilo de comunidad de este deporte.

Los nadadores saben bien que cada brazada es un encuentro íntimo con la naturaleza. La Laguna Azul es un espejo de agua de una superficie de 430,8 hectáreas que se encuentra dentro de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Cordillera Azul, el cuarto más grande del Perú. Con una profundidad de hasta 37,5 metros y una temperatura que oscila entre 26 °C y 28 °C, esta laguna está rodeada de una densa y altísima vegetación y rica fauna silvestre dentro y fuera del agua. Paiches, mojarras, camarones, garzas y águilas pescadoras forman parte de ella.

Gustavo Montoya, jefe del Parque Nacional Cordillera Azul (Sernanp), destaca que la Laguna Azul es un ecosistema muy especial que se ha ido deteriorando debido al cambio climático. “El cruce a nado de la Laguna Azul demuestra que el ser humano puede disfrutar de la naturaleza y a la vez conservarla para las futuras generaciones”, señala.

-NUEVAS METAS-

Al llegar a la meta todos los nadadores salen de la laguna cansados, pero nada les borra la sonrisa. Si el agua se sentía cálida, el grito de sus amigos y familiares termina de calentar su corazón. James Lozada, piurano de 30 años, fue el campeón absoluto de los 10 kilómetros con aletas, algo que atribuye a su preparación y a su trabajo como instructor de natación en el Club Santa Isabel de Tarapoto. “Había partes en las que quería dejarlo, pero había que seguir: rendirse no era una opción”, dice risueño.

James Lozada, de 30 años, celebra su título de campeón absoluto de 10k con aletas en la competencia organizada por el club nadar es vida.
James Lozada, de 30 años, celebra su título de campeón absoluto de 10k con aletas en la competencia organizada por el club nadar es vida.

Ana María Poblete, de 70 años, celebró su medalla de 2,5K con aletas junto al grupo de amigas que conoció gracias al mar en el Club de Regatas Lima. “Hemos hecho un grupo de ocho mujeres nadadoras de más de 50 años, nos llamamos ‘las marbellas’. Ha sido un descubrimiento muy grande a mi edad y todo un regalo de la vida”, comenta. Como ellas, todos los nadadores están listos para volver al agua. Mucho mejor si es en otro lugar mágico del Perú. //

¿Cómo empezar?

• Es importante que quienes naden en aguas abiertas por primera vez lo hagan guiados por un buen instructor que conozca la zona de natación.

• Incluso los nadadores experimentados deben realizar sus entrenamientos y travesías en grupo. Nadar acompañado es una forma de garantizar la seguridad.

• Es clave utilizar el equipo básico de natación tradicional: lentes y gorro. En invierno un wetsuit puede ser una buena opción para combatir el frío, aunque es opcional. También es recomendable tener una boya de seguridad.

• Los nadadores que participarán en travesías largas pueden complementar su preparación con natación en piscina y entrenamiento en el gimnasio.

Algunas academias en Lima para prepararse:

♦ Escuela Nadar es Vida / Barranco: 983 372 710

♦ Escuela Orcas / Chorrillos: 912 264 819

♦ Escuela Amigos del Mar / Callao: 963 719 630

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