“Mentiras”, la serie” protagonizada por Belinda, se toma en serio la comedia y es un ‘must’ en Prime Video

“Mentiras, la serie” es un verdadero cóctel de risas, servido en copa de neón. Prime Video toma el clásico musical mexicano de José Manuel López Velarde y lo transforma en un caleidoscopio visual y sonoro, donde los excesos ochenteros son contrapuestos con una perspectiva moderna sobre el autoengaño, el amor romántico y el hartazgo femenino. Por cierto, Belinda es protagonista.

Desde el primer episodio, la serie entra con paso firme al misterio y la parodia. Son los años 80 y el empresario multimillonario Emmanuel Mijares (Luis Gerardo Méndez) ha muerto. Cuatro mujeres que lo amaron (Belinda, Mariana Treviño, Regina Blandón, Diana Bovio), cada una a su manera, se enfrentan en una especie de juicio sentimental sin jueces, y lo hacen al son de las conocidas canciones “No soy tu muñeca” de Grandes Diosas, “Castillos” de Amanda Miguel y Diego Verdaguer, entre otras. Desde ahí, el público canta a todo pulmón junto a ellas, o en todo caso, burlándose de ellas y su desgracia.

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Desfile de divas

Belinda, como Daniela, es un huracán de estética rosa pastel y dolor contenido. Su actuación, lejos de la sobreactuación telenovelesca, juega con una autoconsciencia deliciosamente ‘kitsch’ (sobrecargada de colores), así como la escenificación de la serie.

Mariana Treviño (“Club de Cuervos”, “100 días para enamorarnos”) regresa como Lupita, su icónico papel en el musical original, en el que se presentó más de 1000 veces en el teatro. Actriz de comedia favorita de muchos, Treviño se viste de ‘animal print’ para hacer de la secretaria de Emmanuel.

Diana Bovio (“The Biggest Fan”), como Dulce, encarna con ternura a la mujer reprimida que está a punto de estallar. Es una dama católica, con varios secretos detrás de su matrimonio con Emmanuel.

Por último, Regina Blandón (“La Familia Peluche”), como Yuri, entrega una actuación que combina prudencia, solidaridad femenina y fortaleza. Ella es abogada y la mejor amiga de Daniela.

Luis Gerardo Méndez (“Club de Cuervos”), como el encantador y patético Emmanuel, juega con los matices de la masculinidad en ruinas. Su canto en “Toda la vida” revela la impotencia de su personaje, un hombre con defectos tan graves como el narcisismo.

En esta serie, no hay guiños a la historia original del musical, donde Emmanuel era una mujer trans. En esta versión, su historia se configura en torno a las creencias limitantes de los hombres cisgénero. Concluye como el espejo de muchas generaciones masculinas al borde del colapso. Debido a esta decisión creativa, muchos fans del musical han criticado su adaptación, pero lo cierto es que la producción consultó con una de las tantas comunidades LGBT, y este grupo activista hizo la sugerencia de la reconfiguración de la historia a un hombre diferente.

La cantante y actriz mexicana Michelle Rodríguez aporta un tono juguetón y sarcástico como la narradora de la historia. Anteriormente, ha hecho algunos trabajos de doblaje en México.

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El melodrama y la música

“Mentiras la serie” está escrita y dirigida por Gabriel Ripstein, productor mexicano con películas que pasaron por Cannes. Su guion se burla de la telenovela mexicana, donde los actores están tan conectados con sus personajes, llenos de sufrimiento, que nos parece ridículo. Cuatro mujeres son engañadas por su esposo y, aún así, están defendiendo su amor por el susodicho en los cuatro primeros episodios. Además, la trama permite que el espectador se vuelva un detective emocional desde que empieza la serie, cuando las cuatro mujeres escuchan a un notario que las señala como asesinas del hombre de su vida (Emmanuel). Cada capítulo nos da una pista, una canción, una mentira, una verdad.

El ‘setlist’ de la serie, por su parte, hace interrupciones cada cierto tiempo. Sin embargo, el tributo a las mujeres que aprendieron a amar con boleros y ahora quieren amar con dignidad queda bastante claro cuando las escenas reciben inesperadas canciones. En general, el soundtrack es un personaje más; no hay abuso del recurso musical. Clásicos como “Quiero dormir cansado”, “Noche de copas” y “La pareja ideal” son reinterpretados por Belinda y los protagonistas con la misma pasión que los cantantes originales.

En Spotify, la versión de “El me mintió, mentiras, mentiras” está en el segundo lugar entre las canciones más escuchadas de Belinda. Tiene más de 4 millones de reproducciones desde el estreno de la serie, donde la cantante interpreta de Amanda Miguel (1981).

En la serie, hay 24 canciones interpretadas por los actores, según el setlist de “Mentiras” que aparece en Spotify, y cada una parece corresponderse con alguna herida de los personajes. Algunas canciones del musical original se omiten, como “Solamente amigas”, para dar espacio a escenas dialogadas que potencian la historia. Esto también ha sido criticado, puesto que cambios en la historia obligaron a emitir algunas canciones, debido a sus letras. En otros casos, en la serie, se agregaron tonadas sobre el amor y desamor.

Comedia con subtexto

La serie no teme hablar de machismo, culpa y manipulación emocional. Emmanuel es el último vestigio de un tipo de hombre que se quiso superhéroe, proveedor y amante perfecto, pero terminó siendo un farsante emocional. Las mujeres, en cambio, toman el control de su historia. No son víctimas pasivas, sino investigadoras de su propio dolor.

Las protagonistas de la serie quieren saber en qué momento empiezan a enamorarse de Emmanuel, dónde se encuentran sus mentiras, cuáles son sus propias heridas de la infancia y sus culpas como parejas, pero también tienen un proceso de sanación. Esta adaptación rescata la sonoridad entre mujeres engañadas, se burla de las creencias limitantes de la década de los 80. Hablamos desde lo más profundo, como tener que ser una “princesa perfecta” para ser merecedora de amor, hasta el desconocimiento científico, como una embarazada fumando durante la gestión, porque “en esta época, a quién le importa eso”.

Escenografía y vestuario: homenaje al exceso

Filmada en los legendarios Estudios Churubusco, la serie tiene un ‘look’ teatral que refuerza su origen escénico. Los escenarios, dominados por colores vibrantes y contrastes de luz unidireccional, hacen referencia al melodrama clásico y el videoclip moderno. Hay algo que recuerda a la producción de la peruana “El destino no tiene favoritos”, donde la tragedia está relacionada con los rosados, naranjas y rojizos, pero, esta vez, en formato musical.

En el caso de “Mentiras la serie”, la iluminación marca la diferencia, sobre todo en los momentos donde Daniela (Belinda) se confronta con las amantes de su esposo. En realidad, nadie es la pareja oficial de Emmanuel, pero ella parece marcar un eje en el drama de la infidelidad, porque la historia empieza con ella en la primera línea de tiempo, que es 1989.

En la serie de Prime Video, la vestuarista Ana Velia López, quien estuvo detrás de “Roma” de Alfonso Cuarón y “Bardo” de Alejandro González Iñárritu, declara sus intenciones a través de las costuras. Además, hay otros agregados a la ropa de los personajes en esta serie. Belinda, por ejemplo, luce un bolso Birkin y un reloj Cartier en el primer episodio, un guiño a la superficialidad de su personaje.

Para algunos espectadores, puede ser un calambre al ojo el nivel de colores pasteles de la serie; incluido está el traje en forma de corazón que usa Daniela cuando busca despertar la sexualidad de su amado. Un disfraz inolvidable. Sin duda, el registro de humor de la actriz —que estuvo más de 10 años fuera de papeles de televisión y solo dedicada a la música— ha sorprendido a muchos.

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Veredicto: una buena comedia para maratonear

“Mentiras, la serie” es un ejemplo latinoamericano de lo que pasa cuando se toma en serio la comedia y el musical. Tiene el atrevimiento de poner a cuatro mujeres rotas a cantar y a reírse de su tragedia. Aquí el trabajo de diseño de producción y dirección fotográfica está detrás repotenciando el humor de Belinda, Méndez, Bovio, Treviño y Blandón. Ideal para un fin de semana, para sanar a través de la risa y recordar que las canciones también son herramientas de autodefensa emocional.