

Presidenta contra la realidad
Resumen generado por Inteligencia ArtificialLa presidenta Dina Boluarte está en Roma. Parece que está ahí, fuera del Perú, desde hace mucho tiempo. No solo no ve la situación del país. Mira otra realidad.
Es malo que un presidente no vea lo que pasa. Peor es, sin embargo, que la emprenda contra los que denuncian el desvarío gubernamental.
Boluarte ha criticado a los que convocaron al último paro de transportistas. Lo ha hecho con talante intolerante y antidemocrático.
Convocaron a esa protesta, dice, “los que quieren seguir trabajando en contra de la patria, los que todavía tienen la deslealtad con la patria”. Lo dijo en la ceremonia de suscripción de convenios con alcaldes del programa Llamkasun Perú para obras temporales. Fue en Palacio de Gobierno, el pasado 15 de mayo.
La visión de los que protestan como “desleales con la patria” no es baladí. Está a un paso de la calificación de “traidores a la patria”. La traición, para la jefa del Estado, es exigir al gobierno que tome medidas contra la delincuencia.
Podemos suponer que “deslealtad con la patria” no es solo protestar, sino también opinar. La opinión, después de todo, es lo que genera la protesta.
La presidenta interpreta que la necesidad de la gente por ir a trabajar y no poder parar es mejor que las encuestas. “El Perú ha trabajado, el Perú quiere seguir trabajando y esas son las encuestas”.
No, esas no son las encuestas. Las encuestas dicen que ella tiene 2% de aprobación. La gente va a trabajar porque vive del día a día. La pretensión de la mandataria de que ir a trabajar es aprobarla a ella la descubre fuera de la realidad.
Si ella tuviera la aprobación de todos los que deben trabajar, ¿qué haría con los “desleales a la patria”? ¿Qué haría con los que protestan?
Identificar al gobierno con la patria es escamotear la realidad. Es una fuente de intolerancia y arbitrariedad.
Boluarte se refirió a las encuestas, “aquellas que dicen que estamos con el cero tres, ya no sé cuánto me ponen. Ya están poniendo en números romanos”. Efectivamente, la presidenta no sabe cuánto le ponen, porque desconoce la realidad.
La protesta es contra la inacción del gobierno, contra la ineficacia del gobierno. Es contra la falta de planes y programas contra la criminalidad. Esas carencias no van a cambiar porque la presidenta, simplemente, ve números romanos donde hay, más bien, una dolorosa realidad.