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La bomba rompe-búnkeres de 13 toneladas que Israel necesita para destruir Fordow y que solo Estados Unidos tiene
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Israel quiere destruir por completo el programa nuclear de Irán, pero la única bomba convencional capaz de penetrar instalaciones subterráneas clave como la de Fordow, que está debajo de una montaña, la tiene Estados Unidos, es la GBU-57 MOP. ¿Se la dará? El miércoles, cuando le preguntaron si su país se sumará a los ataques contra Irán, el presidente Donald Trump dijo que nadie sabe lo que va a hacer, agregó su paciencia con la República Islámica se ha agotado, pero manifestó que no es demasiado tarde para negociar.
Dos de las más importantes centrales nucleares de Irán tienen instalaciones subterráneas que son difíciles de ser destruidas con las bombas que posee Israel, se trata de Natanz y Fordow.
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La central nuclear de Natanz, ubicada en el centro de Irán, está diseñada principalmente para enriquecer uranio mediante centrifugadoras. Parte del complejo está en la superficie y una sección importante de sus instalaciones está bajo tierra, construida con capas de concreto armado y acero a una profundidad estimada de entre 8 y 23 metros, protegida además por una gruesa capa de tierra.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha informado que la infraestructura eléctrica de Natanz ha sido destruida por los bombardeos de Israel, y que la pérdida de energía podría haber dañado las centrifugadoras que están bajo tierra. Además, dijo tener indicios de que las salas subterráneas de la planta han sido alcanzadas por los ataques.
Sin embargo, Irán negó el miércoles que Natanz haya sido dañada de forma importante, pero advirtió que no puede excluirse el riesgo de que se produzca alguna fuga de radiación que podría causar una contaminación más allá de las fronteras del país.

En cuanto a la planta de enriquecimiento de uranio de Fordow, Israel la atacó el viernes, pero el OIEA informó el lunes que no se vio afectada.
Fordow, ubicada al sur de Teherán, cerca de la ciudad de Qom, está construida dentro de una montaña, lo que la convierte en una de las instalaciones nucleares más fuertemente protegidas de Irán.
La planta fue diseñada desde el inicio con infraestructura defensiva: está enterrada bajo al menos 80 metros de roca y hormigón, lo que la hace extremadamente difícil de destruir incluso con bombas antibúnker de alta potencia.
Su localización fue mantenida en secreto hasta el 2009.
Expertos en defensa consideran que Fordow es uno de los blancos más difíciles de neutralizar para Israel.
En teoría, Fordow está diseñada para producir uranio enriquecido al 20%. Pero un informe del OIEA del 31 de mayo halló que Irán había incrementado significativamente su producción de uranio enriquecido al 60%, acercándose al nivel del 90% necesario para fabricar un arma nuclear.
¿Cómo es la bomba que destruye búnkeres?


La bomba estadounidense GBU-57 MOP, más conocida como “rompe-búnkeres” o Penetrador Masivo de Artillería, es la única que podría destruir por completo Natanz y quizá Fordow.
Estas bombas se lanzan exclusivamente desde bombarderos estadounidenses estratégicos B-2 Spirit, que son aviones furtivos diseñados para vulnerar defensas aéreas altamente protegidas.
La GBU-57 MOP pesa aproximadamente 13.600 kilos, mide 6,2 metros de largo, 80 centrímetros de ancho y es capaz de penetrar más de 60 metros de hormigón armado, 40 metros de roca sólida y 200 metros de tierra antes de detonar.
Contiene alrededor de 2.400 kilos de explosivos de alta potencia, diseñados para causar un colapso interno en estructuras subterráneas.

A diferencia de muchos misiles o bombas que detonan su carga al impactar, estas ojivas rompe-búnkeres buscan primero enterrarse en el suelo y solo explotan cuando alcanzan la instalación subterránea. Para ese fin, está equipada con un sistema de espoleta retardada para detonar en el momento óptimo.
Cada avión B-2 Spirit puede transportar dos GBU-57 MOP. Las bombas pueden ser lanzadas una tras otra para perforar más y más profundo con cada explosión.


Hasta ahora, la GBU-57 MOP no ha sido utilizada en combate, pero ha sido desplegada por Estados Unidos como instrumento de disuasión.

El diseño de esta bomba es de principios de la década del 2000. En el 2009 se realizó un pedido de 20 unidades a Boeing, según la agencia AFP.
Pero si es usada contra Fordow no solo podría destruir las instalaciones, también hay la posibilidad de que libere material nuclear, pues ahí se enriquece uranio.
¿Qué pasa si Estados Unidos se involucra?
¿Se la dará Trump a Israel? El miércoles el madatario no cerró la posibilidad de involucrar a Estados Unidos en los ataques a Irán.

“Puede que lo haga, puede que no. Es decir, nadie sabe qué voy a hacer”, declaró Trump a los periodistas cuando le preguntaron si Estados Unidos bombardeará Irán.
Para el analista internacional Francisco Belaunde Matossian, la entrega a Israel de la bomba sería un involucramiento directo de Estados Unidos en la acción sobre Irán, pues la única forma en la que estas pueden ser lanzadas es desde aviones de guerra pesados que EE.UU. tiene e Israel no.
“Estaríamos viendo a Estados Unidos atacar directamente a Irán si se lanza la bomba antibúnkeres”, dijo Belaunde a El Comercio.
El analista agregó que si bien Israel ha manifestado que con las bombas que tiene, las GBU-28 capaces de penetrar 6 metros de concreto, puede destruir el programa nuclear de Irán si las usa de manera constante contra sus blancos, de todas maneras va a necesitar la GBU-57 MOP si quiere cumplir con su objetivo.
Por su parte, el periodista Carlos Novoa, especializado en temas del Medio Oriente, le dijo a El Comercio que no cree que Trump le facilite la bomba a Israel. “Conociendo al presidente, él primero va a ver qué acciones tomará Irán, si ataca a las fuerzas navales de Estados Unidos que están en el Golfo Pérsico, entonces sí le va a dar un pretexto para que Estados Unidos se involucre”.
“Pero yo creo que la estrategia de Trump, como hemos visto siempre, es jalar del chicle hasta donde se pueda. Y va a ir viendo con detenimiento cuáles son los siguientes pasos entre Irán e Israel, cuánto van avanzando y hasta dónde se llega”, indicó Novoa.
“Evidentemente, si este fuera un combate en el que Israel estuviera sobre las cuerdas, Estados Unidos definitivamente le lanzaría un salvavidas”, agregó.
Belaunde sostuvo que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, hábilmente entró en esta guerra sin tener todas las armas que necesita con el fin de terminar arrastrando a Estados Unidos, pero agregó que no hay una decisión en Washington porque dentro del propio Gobierno de Trump hay divisiones.
Remarcó que Trump había apostado por la estrategia diplomática ante Irán, pero que ahora es incierto si finalmente terminará dando el paso adelante para involucrarse en la guerra.
Para Novoa, es evidente que Estados Unidos no quiere involucrarse directamente en la guerra. Indicó que incluso la prensa israelí ha revelado que fue Trump el que evitó que Israel lance un ataque contra el Ayatola Alí Jamenei.
“Hay dos razones por la que Estados Unidos ha evitado que maten al ayatola: primero porque la población iraní, más de 86 millones de personas, la gran mayoría no son seguidores de la República Islámica, sino más bien quisieran llevar una vida más laica, siendo musulmanes, por supuesto, y además que es la rama chiita. Y en segundo lugar porque si Estados Unidos golpea a Irán, esto va a generar otros niveles de inseguridad dentro de Estados Unidos, o posibles e inevitables ataques contra interés de Estados Unidos alrededor del mundo”, anotó Novoa.
“Hay que recordar los atentados del 11 de septiembre, los atentados a embajadas en distintas partes del mundo, es como recrudecer eso. Si Trump hubiese querido hacerle daño a Irán, ya habría hecho otras cosas, pero no, está que lo defiende sin ser muy específico”, agregó.
Belaunde advirtió que la participación de Estados Unidos tendrá consecuencias. “Irán podría atacar en el Estrecho de Ormuz, lo que generaría un problema gravísimo con el tránsito de petróleo, y como consecuencia de ello se dispararía el precio del crudo, lo que a su vez provocaría el alza de la gasolina en Estados Unidos, y en el mundo general. Pero a Trump lo que le importa es lo que pasa en su país, y no le va a convenir un alza de la gasolina. Hay muchos riesgos que están asociados a una posible intervención norteamericana".
En cuanto a la reacción de los aliados de Irán, como Rusia, China y Corea del Norte, Belaunde consideró que estos solo apelarán a la retórica. “China no se mete, a pesar de ser un socio importantísimo de Irán. Rusia tampoco, puede hablar, criticar a Estados Unidos, pedirle que no intervenga, pero no va a hacer nada más. Corea del Norte menos, porque hasta donde sé no hay ni siquiera un acuerdo entre ese país e Irán”.