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Con una votación partidista de 12 a 9, la Comisión Judicial del Senado dio luz verde a la nominación de Jason Reding Quiñones como fiscal federal del Distrito Sur de Florida, marcando un paso clave en la ofensiva judicial del segundo mandato de Donald Trump. De ser confirmado, Reding no solo liderará una de las fiscalías más activas del país, sino que también se convertirá en símbolo del renovado enfoque conservador que el presidente impulsa en el sistema de justicia.
ASÍ ES EL CV DE JASON REDING QUIÑONES
A sus 44 años, Reding cuenta con un currículum variado: abogado corporativo, miembro del cuerpo legal militar, fiscal de delitos mayores y, más recientemente, juez del condado de Miami-Dade, donde supervisa casos de violencia doméstica.
A ello se suma su membresía en la Sociedad Federalista, red de influencia clave entre los nominados judiciales de Trump. Sin embargo, su ascenso no ha estado exento de polémica, especialmente tras revelarse que adoptó el apellido “Quiñones” poco antes de su candidatura judicial, en lo que algunos interpretan como una estrategia para apelar al electorado hispano.
El presidente Trump, en su plataforma Truth Social, no escatimó elogios: “El juez Reding Quiñones restaurará la ley y el orden, procesará los delitos violentos y hará que Estados Unidos vuelva a ser seguro”. En esa línea, el abogado Jesús M. Suárez, cercano al círculo conservador, defendió su idoneidad como instrumento de reforma dentro del Departamento de Justicia, alabando su firmeza ideológica.
Jason Reding Quiñones fue nominado por el presidente Trump para ser el próximo fiscal federal en Miami (Foto: AFP)
PERO, DETRÁS DEL TELÓN, SE ESCUCHAN OTRAS VOCES
Según reportes del Miami Herald, Reding tuvo un desempeño cuestionable como fiscal federal, recibiendo evaluaciones negativas que derivaron en su traslado a la división civil. A esta preocupación se suman los comentarios críticos del líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, quien amenazó con paralizar las nominaciones del Departamento de Justicia debido al escándalo en torno al avión de 400 millones de dólares que Qatar habría ofrecido al presidente Trump.
La confirmación de Reding no será inmediata. Deberá superar el proceso de votación de clausura en el Senado para poner fin al debate y permitir la votación definitiva. Todo dependerá de cómo se resuelvan los roces entre republicanos y demócratas, en un ambiente ya cargado por disputas sobre transparencia y ética en el gobierno.
LA OFICINA QUE REDING ASPIRA A DIRIGIR NO ES MENOR
Con cerca de 250 fiscales, la Fiscalía del Distrito Sur de Florida enfrenta casos de fraude, narcotráfico y corrupción, aunque bajo la nueva administración su prioridad se ha enfocado en la inmigración ilegal. La oficina abarca desde Fort Pierce hasta los Cayos de Florida, convirtiéndose en terreno estratégico en la cruzada legal de Trump.
De concretarse la nominación, Reding sucedería a Markenzy Lapointe, quien hizo historia como el primer fiscal federal negro en ocupar el cargo en el sur de Florida. Su salida, apenas días antes de que Trump retomara el control del ejecutivo, forma parte de una purga mayor de fiscales vinculados con las investigaciones sobre los documentos clasificados y el asalto al Capitolio del 6 de enero.
Más allá de sus credenciales legales, la figura de Reding simboliza una transformación ideológica: el regreso de una visión más rígida y punitiva de la ley bajo el mando republicano. Mientras simpatizantes celebran su firmeza, detractores advierten que su perfil responde más a una lealtad partidaria que a un mérito profesional indiscutible.
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Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.
