
Para algunos la obesidad es la pandemia del siglo XXI, y es que la Organización Mundial de Salud (OMS) advertía en 2022 que una de cada ocho personas en el mundo eran obesas. Los cálculos indicaban que 2500 millones de adultos tenían sobrepeso, de ellos, 890 millones eran obesos. La OMS define al sobrepeso como una “afección que se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa”. Asimismo, advierte que la obesidad puede ser perjudicial para la salud y es que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2, cardiopatías, e incluso la aparición de algunos tipos de cáncer. En tal sentido, no es extraño que millones de personas en todo el mundo sigan dietas, realicen ejercicios y traten de llevar una vida más saludable a fin de reducir el peso. Pero, ¿qué es lo que importa más a la hora de perder grasa abdominal?
Investigaciones realizadas por la Universidad Ben-Gurión del Néguev han revelado que no todas las grasas afectan la pérdida de peso y la salud de la misma manera. La grasa subcutánea, que se localiza justo debajo de la piel, puede ser neutral o incluso beneficiosa, mientras que la grasa visceral presenta un panorama diferente. Esta grasa profunda en el abdomen, que envuelve a órganos vitales como el hígado, el páncreas y los intestinos, es un factor significativo en la aparición de enfermedades del corazón, diabetes e inflamación crónica. Tanto la grasa visceral como la subcutánea se distinguen no solo por su ubicación, sino también por su actividad metabólica. La grasa visceral, que se encuentra en lo profundo de la cavidad abdominal, es especialmente activa desde el punto de vista metabólico y se relaciona con la resistencia a la insulina, la inflamación y un riesgo cardiovascular elevado. Por su parte, la grasa subcutánea, que se encuentra justo debajo de la piel, actúa como un reservorio energético y puede ofrecer efectos protectores en ciertas circunstancias.
Varios estudios indican que la grasa visceral libera cantidades significativas de ácidos grasos libres y citocinas proinflamatorias, alterando así el metabolismo hepático y promoviendo la inflamación sistémica, a diferencia de la contribución menor de la grasa subcutánea a estos cambios metabólicos. Sin embargo, lo más sorprendente es que individuos con un peso o índice de masa corporal (IMC) similar pueden presentar variaciones substanciales en las cantidades y distribuciones de grasa visceral. Mientras que algunos pueden acumular un volumen absoluto elevado de grasa visceral, otros pueden mostrar una proporción mayor de esta en relación a su grasa abdominal total. Esto llevó a los científicos a una pregunta crucial: al realizar un proceso de pérdida de peso, ¿es más relevante disminuir la cantidad total de grasa visceral o es fundamental reducir su proporción?

La investigadora principal del estudio de la Universidad Ben-Gurion del Néguev, la profesora Iris Shai, quien también es profesora adjunta en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan y profesor honorario en la Universidad de Leipzig (Alemania), argumenta que estos hallazgos ponen en cuestión el enfoque convencional sobre la pérdida de peso como una simple cuestión de cifras: “Para médicos, dietistas e investigadores, estos descubrimientos proporcionan una nueva estructura para juzgar el éxito en la pérdida de peso, teniendo en cuenta no solo la cantidad de grasa que se pierde, sino también el tipo de grasa y su efecto en la salud metabólica. A medida que la nutrición de precisión y la medicina personalizada avanzan, estos resultados podrían allanar el camino para intervenciones más eficaces que ayuden a las personas a lograr una salud mejor a largo plazo.”
Por su parte, Hadar Klein, dietista registrada con un máster en ciencias y estudiante de doctorado, comentó sobre la relevancia clínica: “Dos personas con el mismo IMC pueden exhibir riesgos metabólicos muy distintos, dependiendo de cómo se distribuya su grasa visceral. Nuestro estudio demuestra que estas distinciones son clave al considerar los riesgos cardiometabólicos que afectan la salud”. A su turno, Hila Zelicha, doctora y coautora principal del estudio, subrayó la importancia de adaptar las intervenciones para bajar de peso a los patrones individuales de distribución de grasa: “Comprender la dinámica de la grasa visceral podría conducir a estrategias más efectivas. Las personas con una alta proporción de grasa visceral podrían beneficiarse de diferentes enfoques dietéticos y de ejercicio en comparación con quienes tienen una gran área de grasa visceral absoluta”, apuntó.

Durante décadas, el IMC y la pérdida de peso total han sido las métricas de referencia para evaluar las mejoras de salud. No obstante, esta investigación deja en claro que los profesionales deben mirar más allá de la balanza. Los hallazgos de la investigación resaltan la importancia de un enfoque personalizado para la pérdida de peso y la salud metabólica.
La medicina de precisión, que personaliza las intervenciones en función de las características genéticas, metabólicas y de estilo de vida de cada persona, podría mejorar significativamente la efectividad de las estrategias dietéticas y de ejercicio. Comprender los diferentes fenotipos de adiposidad, especialmente aquellos que presentan un alto porcentaje de grasa visceral a pesar de un IMC bajo, podría facilitar el desarrollo de estrategias de prevención más adecuadas contra la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el síndrome metabólico.
Para esta investigación, publicada en BMC Medicine, los investigadores recopilaron la data de ensayos controlados aleatorios de 18 meses (DIRECT-PLUS y CENTRAL), analizando participantes antes y después de intervenciones dietéticas para la pérdida de peso. Se trata de uno de los estudios más extensos sobre pérdida de peso basado en resonancia magnético jamás realizado.
Durante la pérdida de peso: ¿Cómo afectan los diferentes tipos de pérdida de grasa a la salud? Durante 18 meses, los participantes lograron reducir, en promedio, un 22,5 % de su grasa visceral absoluta. Sin embargo, no todas las disminuciones en la grasa visceral aportaron los mismos beneficios a la salud. Tanto la reducción absoluta como la proporcional de esta grasa visceral resultaron en mejoras significativas en factores como los niveles de triglicéridos, el control de la glucemia y la función hepática. Es interesante destacar que la pérdida absoluta de grasa visceral está más relacionada con la disminución de los niveles de leptina y la resistencia a la insulina, aspectos cruciales para evitar enfermedades metabólicas como la diabetes.
Para determinar si la pérdida absoluta o proporcional de grasa visceral tuvo un impacto más sustancial en la salud, los investigadores realizaron múltiples análisis estadísticos, incluyendo modelos de regresión ajustados por edad, sexo y peso inicial.