
No muchas personas se atreverían a participar en una media triatlón apenas tres meses después de terminar un tratamiento intensivo contra el cáncer, pero Keith Giffney pudo con aquella hazaña. A sus 56 años, este hombre decidió enfrentar el gran desafío físico justo después de superar un cáncer en etapa 4 que se había extendido hasta los ganglios linfáticos de su cuello y pecho.
Todo empezó en noviembre de 2023, cuando notó una molestia extraña en la lengua. Aunque no le dolía, decidió hacerse revisar, y en enero de 2024 recibió el diagnóstico que lo cambiaría todo.
A pesar de la gravedad del cáncer, Keith no se derrumbó. “Tuve una paz muy extraña”, recordó en conversación con el New York Post. “Cuando me diagnosticaron, sentí que lo tenía bajo control, que Dios lo tenía bajo control. Iba a pelear esto”.

Con el apoyo de su familia y la atención de los médicos de Northwestern Medicine de Illinois, Keith decidió que no iba a renunciar a su meta: completar un medio Ironman, que incluye 1.2 millas de natación, 56 millas en bicicleta y una media maratón de 13.1 millas.
Como primer paso, dejó de consumir tabaco. Aunque su cáncer estaba relacionado con el virus del papiloma humano (VPH) y no con el tabaco, sabía que dejar ese hábito era lo mejor. “Lo curioso es que mi resolución de Año Nuevo en 2023 era dejarlo. Bueno, esperé 360 días para cumplirla”, bromeó. Además, ya llevaba cuatro años sobrio, después de que el alcohol afectara su relación con su hijo.
Durante el medio Ironman, Keith compitió mientras su hijo de 22 años completaba la triatlón completa. “Fue parte de reconstruir nuestra relación, entrenar juntos, hacer cosas juntos”, contó. “Tenemos una gran amistad y una excelente relación. Ha sido maravilloso”.

A pesar del esfuerzo y la intensa preparación física, la quimioterapia no le afectó tanto como esperaba. “Sentí que al inicio perdí algo de fuerza en las piernas, pero la recuperé al terminar el tratamiento”.
La radiación, en cambio, fue diferente. “Perdí el gusto, no podía tragar. Incluso me atragantaba cuando corría porque no tenía suficiente saliva. Y ya al final, ni siquiera podía comer”.
Semanas antes del evento, recibió una gran noticia: los médicos le dijeron que el cáncer había desaparecido y le retiraron el puerto de quimioterapia. En septiembre de 2024, llegó el gran día en Madison, Wisconsin.

A pesar de describirse como una persona ansiosa, Keith dijo que se sentía “en paz”. Su objetivo no era ganar, sino superarse a sí mismo. Aun así, tuvo dificultades: se desorientó tras la natación y sufrió un calambre fuerte en la bicicleta. “Ni siquiera podía respirar. Y de repente, se fue”, recordó.
Cruzar la meta con su familia y amigos alentándolo fue una experiencia inolvidable. “Mi meta era mostrarles cómo enfrentar la adversidad. Quería ser un buen ejemplo para ellos”.
En la actualidad, Keith se encuentra bien y los médicos confían en que su cáncer se mantendrá en remisión. Está entrenando para dos nuevos triatlones este verano.
“Siempre se trata de tener una actitud mental positiva”, concluyó. “Enfrentar las cosas con la idea de que todo va a salir bien”.