
Recostado con los pies sobre la cabecera de un diván, Edmundo Torres (Puno, 1944) se encuentra en el centro de un pequeño espacio delimitado por telas traslúcidas. Lo rodean una figura suya en tamaño real, una fotografía de su cocina en Berlín, máscaras de catrinas, vestuarios de colores vivos y un retrato de José María Arguedas. Este espacio íntimo resume su universo: uno en el que la memoria personal es la principal fuente de creación.

“Arguedas fue el inicio de muchas de las cosas en las que me vi envuelto: obras, vestuarios, tradiciones”, comenta Edmundo Torres, quien supo desde joven que su camino no seguiría los cauces formales. Aprendió a manejar marionetas y técnicas poco convencionales en el Instituto de Educación Experimental N°3. Más tarde continuó su formación en la Escuela de Bellas Artes y tuvo sus primeras actuaciones como calavera en montajes teatrales, debutando en el Teatro Segura.
De esos años, recuerda dos certezas: la pasión por las artes y una amistad duradera con el grupo Yuyachkani, fundado por Miguel Rubio Zapata y Teresa Ralli. Con ellos, Torres consolidó su vínculo con el arte del vestuario, comprando telas en La Parada, donde encontraba bordados de trajes tradicionales a precios accesibles. “Contábamos cada real. En esos lugares podías encontrar maravillas, y también alguna que otra buena sugerencia”, menciona.

El rostro de su arte
El siguiente paso llegó casi por insistencia de sus amigos. Una beca lo llevó a Italia, donde ingresó a la Civica Scuola di Arte Drammatica de Milán. Allí perfeccionó la confección de máscaras con técnicas tradicionales de papel maché y modelado. De regreso al Perú, siguiendo el encargo de Yuyachkani de compartir lo aprendido, continuó su labor hasta que un nuevo viaje lo condujo a Berlín, ciudad donde vive desde hace más de cuatro décadas.
Su obra fusiona elementos religiosos tradicionales con una mirada lúdica y crítica. Entre sus piezas destacan las catrinas, figuras populares mexicanas que Torres resignifica mezclándolas con fragmentos de su propia memoria. “De niño era muy cinemero, me encantaban las películas mexicanas. Esa pasión creció en Alemania cuando conocí a dos mexicanos. Uno de ellos se suicidó, y cada año hacíamos un homenaje en el Día de los Muertos”, recuerda.

La figura de la catrina, que Diego Rivera popularizó en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” como tributo a José Guadalupe Posada, se convirtió en un eje central de su trabajo. En su actual exposición en el Centro Cultural PUCP, Torres ofrece una interpretación andina de esas figuras, mezclando memoria, duelo y celebración.
A sus 80 años, Edmundo Torres regresa al Perú con una selección de piezas que exploran la identidad, no solo la suya, sino también la de quien se atreva a mirar detrás de una máscara. “Una máscara es lo que el portador quiere que sea. Puede ocultar, embellecer o simplemente permitir ver el mundo desde otra perspectiva”, reflexiona.

Fecha: Del 23 de abril del 2025 al 6 de julio del 2025
Hora: 10:00 am a 10:00 pm
Lugar: Centro Cultural PUCP
Ingreso Libre.
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