Alonso Cueto

Desde que recuerdo, ha sido una parte de nuestra casa y de nuestro hogar. Llegaba a la mesa de la sala o del comedor, a los sillones o al dormitorio, como un elemento natural. Allí estaban las letras curvas y elegantes de siempre y también las noticias de ayer y del momento. Era una parte de la vida cotidiana, un observatorio y una opinión sobre el Perú y el resto del mundo. Lo sigue siendo. Es una de las pocas instituciones peruanas que se ha mantenido. Allí están las opiniones, las fotografías, los cuadros y diseños informativos, la mezcla de información y análisis, la revista Somos y el Dominical, los suplementos de economía de los lunes. La fijeza del papel nos permite detenernos en todo aquello mientras podemos releer algunos de los artículos e informes.

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Para los escritores ha sido un lugar privilegiado. El Comercio fue el primer medio donde escribió Manuel Ascensio Segura. Aquí también apareció El Padre Horán de Narciso Arestegui, quizá la primera novela peruana, en 1848. También Ricardo Palma empezó a escribir aquí sus Tradiciones Peruanas en 1872. Palma quien también había publicado un poema a los quince años en este diario, luego escribiría “La historia del Perú por el padre Urías” en la que un sacerdote se precia de tener la historia del Perú escrita en un baúl. En realidad, tiene una colección de El Comercio. El nombre de esa tradición luego se trasladaría a los premios de reconocimiento del diario a sus periodistas.

El Comercio fue el primer medio donde escribió Manuel Ascensio Segura. (Foto: Alessandro Currarino)
El Comercio fue el primer medio donde escribió Manuel Ascensio Segura. (Foto: Alessandro Currarino)
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Dentro de la historia de El Comercio, El Dominical ha ocupado un lugar de excepción. Su propósito de difundir el arte y la reflexión como forma de vida indispensable para todos los peruanos se ha mantenido a lo largo de las décadas. Fundado por Francisco Miro Quesada Cantuarias y por Luis Miro Quesada Garland el 29 de marzo de 1953, sigue siendo un lugar de encuentro con las ideas y las artes, los escenarios del pensamiento, la imaginación y la belleza. Desde entonces ha sido el lugar de textos de Raul Porras Barrenechea, José María Arguedas, Blanca Varela, Cota Carvallo, Oscar Miro Quesada. El primer artículo de Mario Vargas Llosa, sobre José María Arguedas, apareció el 4 de Setiembre de 1955. Julio Ramón Ribeyro publicó aquí su cuento “El Caudillo” en 1956. Y luego un gran grupo de editores y colaboradores: Abelardo Oquendo, José Miguel Oviedo, Sofocleto, Ricardo González Vigil, Hugo Bravo, Jorge Chiarella, siempre con el apoyo de Enriqueta Rojas. Y luego Juan Velit, Hugo Garavito, Diego y Paco Miro Quesada Rada. Gracias a la enorme generosidad de Francisco Miro Quesada Cantuarias, una de las personas más importantes en mi vida, también pude ser parte por unos años de la vida del Dominical. Me enorgullezco de seguir siéndolo hoy, gracias a Enrique Planas y a todo el equipo que nos acompaña.

El Comercio es una costumbre de la inteligencia y de la información a la que no renunciamos. Hemos crecido con ella y volvemos a continuarla todos los días.