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En su primera entrevista como presidenta de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), Jessica Luna traza una hoja de ruta clara: fortalecer la sostenibilidad basada en evidencia científica, reforzar la articulación con comunidades y promover la competitividad de un sector que aporta más de US$3.000 millones en divisas. En diálogo con El Comercio, sostiene que la pesca industrial peruana atraviesa un momento clave tras la recuperación iniciada en 2024 y destaca que la actual biomasa de anchoveta –11 millones de toneladas– es un respaldo científico contra quienes cuestionan la actividad. Luna también aborda los conflictos regulatorios, la pesca ilegal, la tecnología en el sector y el rol de la industria en la lucha contra la pobreza.
-¿Cómo está recibiendo la Sociedad Nacional de Pesquería en términos de retos y prioridades para el 2025? ¿Cuáles serán sus principales líneas de acción en la presidencia?
La SNP es un gremio con más de 70 años impulsando el liderazgo mundial de la pesca industrial peruana, y lo ha logrado con una pesca responsable basada en ciencia. Hoy tenemos tres prioridades: visibilizar el rol del sector como motor descentralizado de desarrollo (aportamos hasta 2,5% del PBI con encadenamientos), consolidar la recuperación económica pos-2023, y fortalecer la sostenibilidad y la regulación basada en evidencia.
— El Ministerio de la Producción asignó una cuota de 3 millones de toneladas para esta primera temporada, la más alta en siete años. ¿Qué implica?
La data de Imarpe es contundente: la biomasa de anchoveta alcanza las 11 millones de toneladas, que es 30% más que el promedio de los últimos 20 años. Demuestra, con ciencia, que la biomasa es saludable, sostenible y estable. El Ministerio de la Producción asignó una cuota de 3 millones de toneladas para esta primera temporada, la más alta en siete años. Solo el 29 de abril se pescaron 67.000 toneladas de anchoveta, fue la pesca más alta desde que se inició la temporada y una de las más altas de la historia. El recurso está saludable, es abundante y estamos teniendo un manejo sostenible.
De hecho, vamos pescando el 12% en los primeros ocho días, que son alrededor de 376.000 toneladas y seguimos con buen ritmo, de manera responsable.
— ¿Cuáles son sus perspectivas para esta primera temporada?
Con esa biomasa y la cuota asignada, las perspectivas son muy positivas. Obviamente estamos expuestos a la variabilidad climática –si el agua se calienta, la anchoveta se hunde–, pero no hay señales de El Niño o La Niña por ahora. La clave será seguir avanzando con responsabilidad y autorregulación, como las auto vedas que aplicamos para cuidar el recurso incluso antes de que lo ordene la autoridad.
— ¿La industria está preparada operativamente para esta temporada?
Sí. Hay inversión constante en eficiencia productiva. Hoy se requieren solo 4,2 toneladas de anchoveta para una tonelada de harina, cuando antes se necesitaban 6 toneladas. También se recupera el 100% de subproductos como la sanguaza y aceites. Además, se han instalado emisores submarinos industriales para proteger la calidad ambiental marina. En Chimbote y Paracas se invirtieron US$25 millones en dos emisores.
— ¿Qué impacto tiene la pesca industrial en la economía?
Genera 250.000 empleos y más de US$3.000 millones en divisas. El Perú es el principal exportador mundial de harina y aceite de pescado, y representamos casi el 20% de las exportaciones globales en este rubro. En 2024, la pesca industrial aportó poco más del 5% del total exportado por el país. Este año, con mejores cifras, ese impacto podría incluso crecer, aunque hay un desfase en el calendario de exportación, no necesariamente lo que pescamos se traduce en exportaciones en el mismo año calendario.
Es algo que estamos revisando, porque el impacto positivo de la temporada que venimos ya desarrollando va a verse en el 2026. Pero viene bien, soy optimista en que vamos a consolidar esa recuperación del sector pesquero después de un desastroso 2023.
— ¿Qué nuevos mercados se proyectan para la pesca industrial peruana?
China sigue siendo el principal destino, seguido de Europa. Si el sector continúa creciendo con sostenibilidad, vamos a buscar nuevos mercados. La harina de pescado es clave para enfrentar la inseguridad alimentaria global, como bien dijo un empresario: “es el multiplicador de los panes”.
— ¿Cuál es la postura de la sociedad respecto a la política arancelaria peruana y la que se está implantando ahora en el mundo?
Cualquier guerra comercial es política y, lamentablemente, termina perjudicando a la población que tiene que enfrentar mayores costos de importación por lo que las autoridades han decidido.
— Indecopi suspendió el procedimiento de la SNP para pescar en la reserva de Paracas. Ustedes no coincidían con sus observaciones. ¿Cuál es su posición frente a la pesca industrial en áreas naturales protegidas, como Paracas?
Nosotros cumplimos con lo que dice la regulación y respetamos lo que determine el Poder Judicial. En el caso de la dorsal de Nazca, por ejemplo, se ha demostrado científicamente que se puede proteger el ecosistema y permitir actividades extractivas sostenibles. Lo que sí exigimos es que toda regulación esté basada en la ciencia. Nosotros somos respetuosos de lo que diga la ley, no pescamos en Paracas el día de hoy.
— ¿Se sienten respaldados por el Ministerio de la Producción (Produce) en el enfoque técnico - científico de las decisiones regulatorias que toman?
En general, este es un sector cuya regulación ha sido firme, estricta y siempre basada en la ciencia. La existencia de una biomasa tan saludable es prueba de que la regulación funciona y que el trabajo conjunto entre Estado, empresas y gremio está dando resultados. Vamos en la ruta correcta y las cifras son las que nos respaldan.
— ¿Qué programas están desarrollando para enfrentar la desinformación sobre la pesca industrial?
En todos los sectores extractivos hay campañas en contra, no solo en la pesca. ¿Cómo podemos responder? Con responsabilidad, cuidando nuestro ecosistema y mirando adelante.
Tenemos el programa Salvamares, que capacita a miembros de comunidades costeras para liberar y registrar especies marinas como tortugas y lobos marinos durante la pesca industrial. Ya se han realizado más de 15.000 liberaciones en los últimos años. También impulsamos Armada de Hierro, que donó casi 200 toneladas de pescado a ollas comunes en 2024, beneficiando a más de 500.000 personas. Nuestro enfoque es construir, no polemizar.
— ¿Qué acciones tecnológicas están impulsando en sostenibilidad?
Estamos potenciando un programa de reciclaje de redes con ONG como Bureo. Se han recuperado más de 2 millones de kilos de redes en desuso que ahora se transforman en productos sostenibles. Además, promovemos la eficiencia energética con el uso de gas natural en plantas industriales, reduciendo 95% de emisiones en algunas zonas.
— ¿Qué impacto tiene la pesca ilegal para harina desde la pesca artesanal?
Es un problema grave que daña el ecosistema y la formalidad. No tengo la cifra exacta ahora, pero esperamos decisiones firmes de las autoridades. Como en la minería ilegal, debe haber investigaciones, sanciones y corrección del problema desde el Estado.
— ¿Qué cambios proponen en torno a la aplicación de la Ley 31622 en casos de incautación de embarcaciones por infracciones administrativas?
Este martes fue remitida la autógrafa al Ejecutivo para su promulgación y esperamos que sea promulgada en el más breve plazo, porque lo que hace es corregir errores que tenía la norma. El principal cambio es que establece que el proceso de extinción de dominio se va a aplicar solo en ilícitos penales y en el caso de ilícitos ambientales debe existir una sentencia condenatoria previa.
Eso es importante para generar predictibilidad, perseguir lo que hay que perseguir y no afectar la actividad productiva, como estuvo ocurriendo en el sector pesquero.