
Pablo aún no lo sabe -como ninguno de los que estamos presentes en Matute- pero está por abrir las puertas del manicomio. Es casi el minuto 95 y Lavandeira, generoso como es, pasa por enésima vez a campo contrario. Con lo último de aire que le queda, pisa el área de Talleres y saca un centro para Hernán Barcos con la precisión de un cirujano. ¡Goooooool del ‘Pirata’! Todos celebran con él, hasta las cámaras de transmisión lo abrazan, mientras que en el otro extremo de la cancha, el ’20’ íntimo levanta los brazos, puños por delante, y grita al cielo en medio de la locura que ha desatado con ese sprint final. Premio para el uruguayo, quien corre aunque sus piernas no den más, y para Néstor Gorosito, que vio en el volante a una pieza indiscutible para su Alianza Lima versión 2025.
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Detrás de Guerrero (8,6), Quevedo (8) y Barcos (7,4), Lavandeira (7,2) fue el cuarto mejor jugador blanquiazul frente a los argentinos, según ‘Sofascore’. Sin embargo, mediciones aparte, el del martes debió ser partido de podio para el charrúa -dos asistencias de gol- y también la explicación más contundente de porqué el mediocampo aliancista tiene su nombre y el de Erick Noriega escritos con tinta indeleble.
¿Por qué para ‘Pipo’ Gorosito es clave Lavandeira? Además de su versatilidad, pasa sobre todo por un tema de perfil. El futbolista de 34 años pisa con total naturalidad área propia y rival, como lo vimos ante Talleres. Cuando el equipo de Guiñazú atacaba y Noriega se metía entre los centrales, el uruguayo quedaba como el volante tapón; mientras que una vez recuperado el balón, el jugador rápidamente se colocaba en posiciones de ataque, ya sea por la banda o como mediapunta. Y tiene gol. Ese despliegue, de esos centrocampistas que ahora llaman ‘box to box’, lo hace totalmente distinto a Pablo Ceppelini y Fernando Gaibor, siendo un complemento de ellos. El ’10′ es un elemento ofensivo, con inventiva, pase y gol, que por momentos retrocede hasta cierto tramo del mediocampo. Por su parte, el ecuatoriano es un pasador con notable pegada, siempre alerta para aprovechar los piques de Castillo y Quevedo o incluso del mismo Lavandeira.
El ’20′ debe ser el jugador en campo con el que más habla Gorosito. A lo largo de esta Copa lo hemos visto. En la derrota contra Libertad, día en el que el charrúa fue uno de los señalados por los hinchas, el técnico constantemente le pedía ciertos movimientos, sobre todo en ofensiva teniendo en cuenta que aquella noche Alianza nunca pudo descifrar el bloque defensivo del sólido cuadro paraguayo.
Volviendo al frenético 3-2, Lavandeira fue determinante -por su versatilidad y calidad para hacerlo- en varios momentos del juego, incluyendo el primer y tercer gol. En la apertura del marcador, Pablo aparece por izquierda como un extremo. En el último tanto, parte del centro del campo y llega hasta la última línea como atacante. Minutos antes, cuando ‘Pipo’ decide el ingreso de Barcos por Quevedo, es el nacionalizado peruano quien corre hacia la banda izquierda para ser extremo y volante por fuera. Ya con la expulsión de Zambrano y Noriega de central, regresa al medio, parándose en la primera línea delante de los defensores y sin saber que desde ahí desencadenaría una fiesta incontrolable en Matute.
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